El 28 de abril de 2021 y los días subsiguientes marcan definitivamente un hito en la historia de la rebeldía en Colombia que, al tiempo que exhibe una nueva calidad de la protesta, la resistencia y la movilización social y popular, muestra un continuum no solo de importantes luchas previas a la pandemia del covid-19 y durante la misma, sino de acumulados de décadas de confrontación a la opresión, la desigualdad, el modelo económico neoliberal y la guerra contrainsurgente.
Así es que no se trata de un acontecimiento de carácter espontáneo y de irrupción súbita, solo de un "estallido", sino de un proceso que teniendo un alto nivel de maduración no presenta aún una salida previsible, pues esta se va constituyendo en su propio devenir, en el accionar de una compleja constelación de fuerzas en ruda contienda, que retrata sin aspavientos la con frecuencia negada naturaleza de clase sobre la cual descansa el orden social vigente y el terrorismo de Estado contra la población insurrecta. Más allá del desenlace de la situación que se está viviendo en Colombia, no debe quedar duda alguna de que lo que está en cuestión es el capitalismo realmente existente; en lo esencial, se trata de una crítica de masas con alcances antisistémicos.